Cine Debate en la Alberdi

Este año el cine regresó a la Biblioteca Pop. Alberdi (Caseros) luego de dos años interrumpidos por la pandemia. Con gran cantidad de público y un debate enriquecedor tras proyectar el film elegido para este primer encuentro: "Mandarinas" de Estonia/Dirección: Zaza Urushadze/año 2013/Actores: Lembit Ulfsak, Giordi Nakashidze; Misha Meskhi, Elmo Nuganen, Raivo Trass. Una película poética, de firmeza pausada, una oda contra la guerra".
Con una estructura lírica y lineal, "Mandarinas" narra una historia simple, sencilla en apariencia, sin embargo, con un contenido de enorme profundidad.Se nos presenta una auténtica lección de vida, una muestra de esperanza sobre la capacidad humana para la hermandad, la convivencia entre distintos grupos y el amor fraternal a pesar de las diferencias. Y aunque se aprecia en una escala pequeña, en una aislada y solitaria extensión de tierra, se presume como una posibilidad optimista, que alienta y conmueve. Podemos atribuir rostros humanos a los rudos combatientes que a veces imaginamos insensibles e implacables.El ritmo de la historia es pausado, aislada de los hechos violentos que rodean el exterior. El film consigue superar cualquier barrera nacionalista para contar simplemente una historia humana.La sombra de los mísiles y las balas, de las bombas y los tanques se ocultan en las tinieblas que nacen de la tolerancia y el perdón. Ivo es un personaje que en su laconismo se erige como un animal interpretativo que, sin alzar la voz, clama por un mundo menos irracional.Carga con un pasado sombrío, casi hermético (salvo por una foto de su nieta) que el espectador no descubrirá hasta el final.Parece atormentado en comunión con el paisaje que lo rodea.Filmada con una templada puesta en escena, sin atisbo de artificios y pirotecnias. Un ejemplo de la sencillez de los trazos a pesar de la tensión narrativa. El cine ha recurrido más a la guerra para homenajearla desde el heroísmo sensacionalista que para desentrañar lo humano esencial, sin adornos bélicos deformantes alrededor. "Mandarinas" es el ejmplo más convincente para demostrar que se puede hacer cine bélico atendiendo a lo humano. La fotografía de Rein Kotor es transparente y nos permite ver tantas cosas intangibles como sensibles.Al igual que la música de Niaz Diasamidze, minimalista, pero capaz de revelar la atmósfera anímica del drama. En la guerra todos pierden y sembrar el odio solo sirve para perpetuar el conflicto.La metáfora central de la película es la cosecha de mandarinas, habla de la conexión con la tierra, las responsabilidades que tenemos con ella, la forma en que el trabajo y el tiempo se vuelven paisaje, como dan sus frutos.

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